Los personajes no son míos, son de Stephanie Meyer, yo sólo los utilizo para mi historia y mi alocada imaginación.
Bella Pov.
Esto no me podía pasar a mí…
Tenía que ser un error; sentí que lloraba cada vez más fuerte.
-Edward tienes que despertar; no me puedes abandonar, tienes que despertar- moví su cuerpo, y no hubo un movimiento por parte de él. -¡Edward no me dejes!- esta vez grite de dolor, y fulmine al cielo, mire a mi padre y solo llore más, moví a Edward con más trabajo y no sucedió nada.
-Cada vez está más frío, y su cuerpo es difícil de mover- dijo Carlise, me negaba a creer lo que estaba escuchando, no él no podía morir, si él se iba yo lo iba a seguir, pero él no me podía dejar, no tenía el derecho.
-Edward, por favor despierta, no me dejes. Te lo pido… Papá debes de despertar, no estoy preparada para esto. No me puedes dejar sola en esto, tienes que enseñarme más, por favor despierta. Despierten.
-Bella, Jasper; ellos ya no van…
-NO SE TE OCURRA DECIR QUE NO VAN A DESPERTAR. POR QUE LO HARÁN.- dijo Jasper con dolor y poca convicción de que fuera eso a suceder.
Sentí unas manos a mi alrededor, y tmbn sentí como me apartaban de Edward y de mi padre; me deje llevar un poco pero cuando empecé a sentir mis aletas, me aferre a la orilla; no iba a dejar que me apartaran de él, si lo iban a enterrar, tendrían que hacerlo conmigo.
-No, déjenme estar cerca de ellos- rogué, sentí como las manos me soltaron, tome el tridente y lo lleve hasta mi padre; volví a hincarme junto a Edward; pero sentí algo diferente, volvía a tener aletas.
-Bella, ¿por qué tienes las aletas? Jasper, ¿tu también?- pregunto Rosalie, toda contrariada. Mire a Jasper y vi como empezó a centellear, mire mis manos, y sucedió lo mismo. Pero algo se hizo añicos en mi pecho, vi como se extendió una capa desde mi corazón hasta el resto de mi cuerpo, pero lo hacía poco a poco, iba lento, y era una capa tras otra. Sentía como mi corazón se volvía duro, como de piedra o como si se estuviera congelando.
-Ellos van a despertar, no morirán. No tienen porque hacer esto- dijo Rose con voz desesperada.
-Tú misma estabas a punto de decir lo contrario; ya no hay nada porque estar aquí.
-Te condenarás a una vida eterna, y sin amor, ellos despertarán. Por favor no vayas a alejarte de mi.- dijo Rose en un sollozo y con la voz entrecortada… fue cuando comprendí. Había una leyenda… Si una sirena o un tritón encuentra el amor pero se llega a ir este amor, su corazón se congelará y estará por siempre en mar, y nunca volverá a estar con alguien. Su alma le pertenecerá al brujo Tyler.
-¿Qué pasa?- pregunto Carlise preocupado al ver a Rose así.
-Es una leyenda, pero esto no lo curará nadie, más que…- empecé a decir pero me vi interrumpida por
-¡Edward, hijo!- exclamo Esme al escuchar mi nombre en un susurró que surgió de los labios de Edward.
-Bella- volvió a decir. A lo lejos escuche el grito de alivio de Felix por los otros dos vampiros, y el de Jasper y los demás… todo lo oía muy lejano, lo único en lo que se concentraban mis sentidos era en Edward.
-Aquí estoy Edward, estoy aquí- dije limpiándome las lágrimas, las capas que me estaban envolviendo se fueron quitando, pero con más velocidad de con la que se extendían.
-Mi Bella, mi hermosa Bella. No llores, que estoy bien; nada me paso- decía Edward con la voz un poco ronca, sin embargo poco a poco se fue reincorporando.
-Edward, Edward
-Shshshsh. No digas nada.
-No vuelvas a hacerme esto-le dije y le acariciaba el rosto.
-Hijo, gracias a Dios- dijo Esme y abrazo a Edward, se lo permití, me gire y mi padre no estaba, lo busque alrededor; vi un brillo bajo el agua, no lo pensé dos veces, ya que se estaba desvaneciendo; me sumergí en el mar, me dirigí a donde veía un resplandor. Cuando estaba ya lo suficiente cerca, el resplandor se empezó a aclarar y vi a mi padre… vivo.
-PAPA!- grite, el se giro y fue a abrazarme; lo abrace con todas mis fuerzas, me percate que tenía el tridente en su poder de nuevo.
-Hija, estás bien?- pregunto al mismo tiempo que me examinaba.
-Sí, él que me preocupa eres tú.
-Tranquila; que no me ha pasado nada. Deberías de preocuparte de otra cosa…- dijo y miro por encima de mí, me gire y vi a Edward en forma de un tritón. Antes no pude apreciarlo bien, pero ahora que lo veía, lo único que pude sentir fue como mi corazón empezaba a latir con fuerza en mi pecho.
-Edward- fue lo único que dije y nade hasta el circulo de sus brazos que estaban extendidos para recibirme, cuando sus brazos me rodearon me sentí en mi hogar, y protegida. No era una princesa con poderes, solo era yo Bella, alguien enamorada totalmente de Edward. Nos miramos y no necesitábamos palabras, todas sobraban excepto una, la cual dijimos al mismo tiempo.
-Te amo- nos reímos y nos besamos, el beso fue sin preocupaciones de nada, sentí como algo me rodeaba; pero no me importo; solo que estaba con Edward, el beso fue profundo y lleno de amor; en ese beso nos entregamos el uno al otro.
-Chicos no querrán prender fuego, ¿o sí?- dijeron unas voces que escuche en el fondo.
-Emmett, no podías decir otra cosa, ¿verdad?- dijo Edward riéndose, y apartándose un poco de mí, me aun así me tenía sujeta; volví mi vista y vi a Alice y a Jasper abrazados. Lo mismo que a Rose y a Emmett.
-Disculpen, pero necesito hablar un momento a solas con mi hija- dijo mi padre con la voz repentinamente seria.
Nado lejos de donde nos encontrábamos, yo lo seguí a regañadientes ya que significaba separarme de Edward. Cuando nos alejamos lo suficiente de ellos, se detuvo; a lo lejos pude ver el palacio, nuestro palacio.
-Hija, ese muchacho…
-Edward, el príncipe Edward Cullen- dije muy segura de mi, pero un momento; ¿cómo le iba a explicar a mi padre lo que era?
-Está bien; el príncipe Edward, bueno sé lo que es y quiero solo saber una cosa ¿lo amas?- dijo, mirándome fijamente, en sus ojos vi una ilusión grande, un brillo que no se que vio en mi rostro que brillo aun más.
-Con todo mi ser padre- dije sin más miramientos, ni con rodeos.
-Entonces estas dispuesta a que él tenga la posibilidad de ser como nosotros o que tu seas como él, o incluso ambas opciones?- pregunto mi padre arqueando una ceja, ya sabía que cuando hacia eso, tenías que decirle la verdad y pensar sobre todo muy bien tu respuesta.
Mi respuesta era clara para mí, pero tal vez Edward no quiera; yo estaría dispuesta a ser como él si así puedo estar a su lado; pero no sé si él esté dispuesto a eso. Baje mi mirada en lo que llegaba a mis conclusiones. Cuando levante la mirada hacia mi padre, él me observaba con demasiada atención, yo ya sabía que era como un libro abierto. Todas mis emociones siempre quedaban expresadas en mi rostro, a demás de que para los que me conocían era la forma en que sabían la verdad. A mi padre nunca le he podido mentir, sin embargo yo sabía que estaba dispuesta a entregarle a Edward pero no estaba muy segura de que era lo que él estaba dispuesto a dar por mí.
-Yo padre, no sé… bueno… n-no estoy s-segura… yo c-creo que… no, lo que pasa… es que…
-Solo dilo hija; quiero saber que hay entre ustedes.
Respire hondo, -yo si aceptaría ser como él; pero no sé si él esté dispuesto a hacer lo mismo- listo, lo dije; mire hacía mi aleta; me aterre de lo que dije, de hecho no lo conozco, no sé qué es lo que él quiere, ni siquiera sé si me ama tanto como para ser alguien como yo.
-¿Acaso dudas de mí?- dijo una voz atrás mío. Levante la mirada de mi aleta que por un momento se me hizo más interesante.
Me gire y lo vi; cuando vi sus ojos y vi la forma en que me miraban supe que mi miedo de que el no deseara estar conmigo o que incluso no me amara eran miedo ilusos. Su mirada proyectaba todo y me daba la seguridad para enfrentarme a todo, porque él siempre va a estar por y para siempre conmigo.
-Perdona, mis miedos son tontos lo ce, pero no lo puedo evitar.
-Soy capaz de aceptar lo que sea, con tal de estar contigo para siempre.
-Están seguros de esto chicos- dijo mi papá, los dos nos giramos hacia él y asentimos, mi padre miro por encima de mí, y en su rostro se formo una sonrisa. Tomo su tridente y lo tendió hacia nosotros un polvillo dorado, llego a nosotros y nos envolvió, sentí como mi cuerpo cambiaba.
Pov. Narradora
El polvillo envolvió a Edward, Bella, Jasper, Rosalie, Emmett y a Alice; los empezó a transformar y a cambiar. Bella, Jasper y Rosalie fueron transformados en esos momentos en vampiros y se les dio la oportunidad de que en cuanto desearan serían parte del mundo marino de nuevo; mientras que a Alice, Emmett y a Edward los transformo en seres del mundo marino, todos cambiaron, se hicieron más fuertes o más poderosos.
Cuando termino la transformación, cada uno se sentía diferente. –Ahora son uno solo. Dirijan sus vidas y reinos como deben- dijo el rey Charlie.
Mientras les explicaba que era lo que acababa de hacer, los demás vampiros estaban en la superficie; Felix abrazaba y regañaba a la vez a Alec y a Jane; aunque ellos no eran realmente sus hermanos, formaban parte de un clan y se querían como una familia. Despertaron poco después de Edward y Alice.
Algunos de los vampiros se fueron directo a sus hogares como les llamaban ellos. Mientras Tyler tras recibir la furia de Bella; fue destruido totalmente, junto con su cueva. Las almas de las que se había apoderado fueron liberadas, algunas ya no tenían un lugar al que regresar, o algo por lo cual vivir, así que se fueron a disfrutar de algo mejor, o incluso se fueron al lugar donde podían encontrar a esa persona especial. Otras si tenían razones por las cuales vivir, así que fueron a recuperar parte de la vida que se les había sido arrebatada.
Mike, fue encarcelado por las hadas sirenas; y ellas no eran precisamente conocidas por tratar bien a sus prisioneros; nadie se ha logrado librar de ellas, al menos con vida. Jessica encontró pronto a un tritón.
Fred, un tritón muy simpático del cual Jessica se enamoro completamente y ahora mantienen una relación muy hermosa. Esto ocurrió cuando iba huyendo de Mike, encontró a alguien con quien desahogarse un amigo; pero poco a poco está surgiendo el amor entre ellos; aunque primero quieren conocerse más mutuamente.
Que opinan?
No hay comentarios:
Publicar un comentario