domingo, 5 de agosto de 2012

Chapter 2


Los personajes no son míos son de SP yo solo los uso en mi alocada imaginación. Esta prohibida su copia parcial o total de este fic. 


Al final mi padre aparte de hacer de mi vida una mierda, hizo que mi primera vez fuera con su amante y totalmente diferente a como yo había querido… que maravillosa primera vez… pensé con sarcasmo.
Me tumbe a lado de ella dándole la espalda y trate de dormir en vano; mi cabeza era un mar de voces interiores tratando de decirme que hacer, unas me decían que la ayudará que averiguara sobre ella, otras me decían que la hiciera sufrir, que solo la utilizará. Mis horas de sueño fueron pocas, me gire para verla y ella ya estaba profundamente dormida, tenía su seño fruncido y murmuraba un nombre que no entendí bien.
Hablaba en sueños y la mayoría de las cosas no le entendí excepto unas cuantas palabras que repetía constantemente "todo estará bien, ya falta poco" "Aguanta un poco más Isabella, ya casi terminas con esto, falta poco"
Eso me inquieto, y el hecho de que hablará no me dejaba dormir y si a eso se le aumentaba mis preocupaciones; digamos que no era la mejor fórmula para dormir. La seguí viendo tratando de saber que ocultaba para que faltaba poco, cuando se empezó a mover, cerré mis ojos y espié por mis pestañas sus movimientos, ella no abrió los ojos, solo se giró y me dio la espalda.
Me acomode y trate de olvidarme de todo por unas cuantas horas y dejarme llevar por la increíble magia de los sueños…
Al despertar sentí su mirada sobre mí, poco a poco empecé a abrir mis ojos y al verla ella bajo su mirada y cuando volvió a levantarla sus ojos estaban llorosos, me dolió en el alma ver un pequeño moretón en su mejilla donde la había golpeado la noche anterior; y más porque sentí que le había fallado a mi madre, ella me decía que a una mujer no se le podía golpear ni con el pétalo de una rosa. Al pensar en mi madre el rencor y odio regresó como una fuerte ola.
-¿Por qué me miras así?-mi voz salió muy dura y fría, la analice un poco, parecía en verdad una niña indefensa.
-Nada, es solo que…- se detuvo y bajo su mirada y una solitaria lagrima cayó por su mejilla –se que piensas de mi y la verdad no soy así. Yo no desee esto…
-Ay por favor-exclame con enfado e interrumpiéndola a mitad de su discurso -¿Qué más me vas a decir? ¿Qué no deseas el dinero de mi padre? Si no querías que esto pasará te hubieras negado, además no negarás que te gustó-dije poniendo encima de ella y besando su cuello.
-Edward para, ya deberías irte- logró separarme un poco de ella y sus ojos estaban más llorosos que segundos atrás.
-¿Por qué? ¿Tienes otro amante o mejor dicho clientes?-trató de darme una cachetada, pero detuve su mano en el camino y vi como las lágrimas empezaron a salir sin control de sus ojos chocolate.
-No tienes porque tratarme así, no soy una golfa.
-¿Ah no? ¿Ya cambiaron de nombre? ¿Cómo se llaman entonces?-no deje que respondiera, me levante y comencé a vestirme. Por qué tenía que ser tan bella, por qué tenía la amante de mi padre, por qué tenía que hacer sufrir a mi madre; era realmente un desperdicio de persona.
Salí de su habitación poniéndome la playera, escuche sus pasos…
-Espera, no puedes decirme algo que no soy, no sabes nada- dijo limpiándose las lágrimas, iba a contestarle cuando tocaron la puerta de su departamento.
Ella camino hacía ella dejándome con la palabra en la boca, la detuve a mitad del camino agarrándola del brazo con bastante fuerza y girándola con brusquedad.
-No me dejas con la palabra en la boca estúpida.
-Suéltame imbécil, tu no me puedes hablar así-y con fuerza se soltó y corrió a abrir la puerta como si eso la fuera a salvar.
Me acerque para escuchar sin que me viera y al parecer era un hombre, una mujer y un niño…
-Belli-Bells ¿Cómo estas?- preguntó la mujer, ella se cubría la parte del moretón con la puerta, iba a contestar Isabella hasta que el niño se abalanzó sobre ella, se parecía mucho a ella. Fue cuando entendí… ella tenía un hijo con mi padre, ese niño tendría entonces que ser mi medio hermano, porque vamos el no tenía la culpa del par de padres que le tocaron.
-Hola peque, te extrañe mucho ayer- se agacho a quedar a la altura del niño, se abrazaron y besaron.
El niño que fue al que vi era como de unos cuatro o cinco años, su cabello era castaño claro y lacio como el de ella, su piel no era tan pálida como la de ella y sus ojos eran cafés oscuros y con el brillo de la ilusión de todos los niños tenían. En nada se parecía a mi padre, pero no me iban a quitar de la cabeza que era su hijo.
Cuando ella se levantó mostrando todo su cuerpo, escuche una exclamación por parte de la mujer -¿Qué demonios te pasó? Te volvió a golpear el muy maldito- ella se cerró cuando supongo la mujer iba a entrar. No me pasó desapercibido el hecho que haya dicho "te volvió" ¿eso significaba que ellos sabían de mi padre? ¿Por qué la golpeaba? Puedes contestarlo tu mismo, tú también la golpeaste me reprochó mi conciencia.
-¿Por qué no nos dejas pasar? ¿Está aquí el desgraciado?-habló esta vez el hombre.
-No, él no está aquí, y él no me pegó-dijo tocándose la mejilla con la su mano libre, ya que con la otra estaba agarrando a su hijo.
-Entonces déjanos pasar- habló el hombre haciendo a un lado a Isabella con cuidado. Yo me fui a sentar en la sala. Entonces entró un tipo que impactaba, más alto que yo, bastante musculoso, la mujer entró después de él; ella era de altura mas o menos de Isabella, rubia y bastante hermosa.
-¿Quién eres tú?-dijo realmente agresivamente el hombre.
Entró Isabella y el niño ya no estaba con ella, en cuanto ella me vio, su expresión fue de miedo.
-Verás Emmett, él es… Edward.
-Mucho gustó- asentí al saludo del tal Emmett, su mirada hacía mi no era muy amistosa, y la de la mujer viajaba de mi hacia Isabella, la cual tenía la mirada llena de miedo.
-Será mejor que te vayas Edward- Isabella comenzó a llevarme hasta la puerta. –Vete y hazlo pronto, y se que me odias pero no te preocupes será la primera y ultima vez que nos veremos-en sus palabras había dolor, me empujó fuera de su departamento y me cerró la puerta en la cara.
Me recargue en la puerta y estaba apunto de irme cuando escuche: "Isabella Marie Swan tienes muchas explicaciones que darnos"
Mire mi reloj y vi que ya eran las 12:00, mi madre de seguro estaría preocupada por mi, termine de ponerme los tenis y me puse mi chamarra.
Cuando salí del edificio, el portero me pidió un taxi, lo cual agradecí. En el camino a mi casa me quede pensando en todo lo que había pasado, me prometí regresar en otro día, y también me jure a mi mismo que iba a pagar por todo lo que nos ha hecho sufrir o más bien a mi mamá.
Llegue y pague el taxi, cuando abrí la puerta escuche la voz de mi madre desde la sala.
-¿Edward eres tú cielo?
-Si mamá-dije entrando en la estancia. Ella me abrazó como si no me hubiera visto en años.
-No vuelvas a hacerme esto, he estado muy preocupada por ti. ¿Y dónde has estado?
-No tiene importancia mamá-encogí mis hombros para reafirmar mi oración.
-Para mi sí, hijo. Pero si no me quieres decir ok, confío en ti. Déjame decirte que te llamó tu amigo Jasper, que necesita que hablen o algo así. Y tu padre te está buscando-lo ultimo lo dijo en un susurró. Yo rodé los ojos, lo que menos quería era verlo.
-¡Esme! ¡Ven aquí rápido!-gritó Carlise desde su despachó. Mi madre vio como cambió mi expresión y trató de tranquilizarme.
-Calma hijo. Es tu padre…
-Es que porque te grita, no eres una sirvienta, además ni a ellas se les debe tratar así.
-Calma hijo, ven vamos con él- iba a rezongar, pero me calló y me guió a su despacho.
-Carlise, amor…
-Cuantas veces te he dicho que toques antes de entrar-gritó mi padre, cuando me vio sonrió. Pero mi madre estaba temblando, no entendía como se había enamorado de él.
-Por esta vez te perdono. Déjanos solos tenemos que hablar cosas de hombres-ella me miro y yo asentí para que supiera que me iba a tranquilizar y que no cometería ninguna locura. –¡Te estoy diciendo que salgas Esme!
-A mi madre no le gritas- le conteste a mi padre.
-No me grites, a mi me respetas insolente.
-Entonces no le grites a mi madre, a mi lo que quieras. Pero a ella la respetas padre-Carlise me miró con desafío y volvió a sonreír.
-Mamá sal un momento, como dijo mi padre tenemos que hablar-mi mamá asintió y me palmeó el hombro y salió.
En cuanto se cerró la puerta Carlise habló:
-¿Qué tal tu noche?-su sonrisa de triunfo salió a escena y su risa le siguió.
-Maravillosa, me dijo que fue la mejor la noche de su vida, que no necesitaba que me estimularan ni nada, y que se había corrido como nunca- su sonrisa se fue y su risa paró. Yo por mi parte sonreí. Pero el pronto recupero la postura.
-Me alegro que haya dicho eso, porque por eso le pague. Y también me alegro que lo hayas disfrutado porque fue la única vez que ibas a estar con ella. Así que no la vuelvas a buscar…
-¿Y porque? ¿Tienes miedo que prefiera estar conmigo?-dije tratando de demostrar que lo había dicho no me había afectado.
-Mira hijo, no te conviene, ella solo busca sacar provecho de las personas. Y tú no le puedes ofrecer nada, no eres más que un simple niño que se siente grande por lo que pasaste anoche; pero no eres lo que ella busca. Yo que tú mejor ni la volvía a buscar porque no tiene caso.
-¿A mi no me conviene? ¿Y a ti sí? Padre tu estas casado y con una maravillosa mujer…
-Ay no empieces, mira tu mamá fue grandiosa pero en su tiempo; ahora ya no sirve para lo que quiero…
-Cállate, no hables así de ella- me acerque a él sobre su escritorio. Carlise se rio y se levantó, dio la vuelta a su escritorio y me encaró.
-Es la verdad, y como ya eres todo un hombrecito ya podemos hablar sin ocultar palabras. Tu madre fue demasiado buena, pero su tiempo ya pasó. En cambió Isabella está en su punto, es joven y con un coño delicioso… bueno no lo puedes negar.
No aguante más y lo golpeé… él me miró y toco su labio y quitó el hilillo de sangre y me regresó el golpe, solo que me sacó más sangre que la que yo a él y estuvo a punto de tirarme.
-Hijo te falta mucho para superarme. Ahora me voy, que tengo cosas más importantes que hacer que estar hablando contigo como hablar con Isabella. En serio no entiendo que fue lo que hice mal para que fueras así.
Salió del despachó y yo me quede ahí; me encamine hacía mi cuarto para lavarme la boca y sin que me viera mi mamá, sabía que le daría un infarto si me viera así.
Cuando llegue, me quite mi ropa y me di un baño, en mi cabeza estaba Isabella. No importaba la amenaza de Carlise, yo la volvería a ver, la iba a hacer sufrir, solo espero que no me engatuse en el proceso.
Recordé que Jasper había llamado y decidí verlo, necesitaba hablar con alguien. Y mi madre no podía ser, si le decía ella aparte de sufrir la haría sentir que me educo mal y que no es buena madre. Salí de la ducha y me vestí. Llamé a Jasper y espere sentado en mi cama a que contestará.
-Hola Edward-contestó Alice la novia de mi amigo.
-Hola Alice, me pasas a Jasper.
-Claro, y por cierto estoy bien-dijo reclamándome por mi falta de cortesía con ella.
-Perdón Alice, es que estoy con la cabeza en otro lado-Alice era como la hermana que nunca tuve.
-Quedas perdonado, solo porque tengo que ir a hacer mis maletas, chao ya esta aquí Jasper.
-Hola hermano, ¿Cómo estas? Gracias por regresar mi llamada, tengo que hablar contigo sobre algo importante y que me aterra.
-De acuerdo, ya me pusiste nervioso a mí también, y yo también tengo que contarte ciertas cosas.
-Bien nos vemos en el café de siempre, chao Edward- colgó, esa cafetería no estaba muy lejos de mi casa. Baje las escaleras para avisarle a mi madre, que estaba en la cocina.
-Mamá voy a salir por unas horas, regresó temprano. Solo voy con Jasper- ella me miró sonriendo.
-Claro hijo, solo ve con cuidado. Y salúdalo de mi parte, ya sabes que es como un hijo para mí.
-Si ma, nos vemos- me acerque y bese su frente.
Tome las llaves de mi hermoso volvo y conduje hasta la cafetería, vi el coche de Jasper. Entre y me senté en la mesa donde estaba él y pedí un café.
-Y bien…
-Le pediré a Alice que se case conmigo- en cuanto lo dijo me atragante con mi propia saliva.
-Y porque tan repentinamente?
-Ella se va a ir a la universidad, solo se quedó un año más por que no sabía que quería ser. Pero ahora que lo decidió. Tengo miedo que conozca a alguien y me deje, vamos tu y yo ya estamos por terminar la carrera y sabemos como es en la Universidad.
-Pero es muy pronto apenas llevan dos años.
-Pero yo la amo, y sé que ella a mi…
-Entonces no entiendo que tiene que ver con que se valla a la universidad.
-Ni yo a veces me entiendo, solo quiero que sepas que tienes que ser mi padrino en caso que me de el si- lo mire bastante sorprendido. –Por favor Edward, dime que me apoyaras.
-Sabes que siempre te apoyare, para eso estamos los amigos.
-Gracias, y bueno de que me tienes que hablar…
-No, olvídalo solo arruinare tu felicidad- dije interrumpiéndolo.
-Es sobre tu padre, de acuerdo. Solo dilo, tienes que hablar sino no lo hubieras mencionado.
Negué con la cabeza, y comencé a contarle todo lo que ocurrió la noche anterior, o bueno sin detalles. Así como lo que ocurrió en el despacho de Carlise, él negaba con la cabeza.
-No sé como lo soportan tú y Esme. No puedo creer que haga todo eso.
-Yo ya me acostumbre, pero me vengare de él. Por lo visto le importa mucho que no vea de nuevo a Isabella…
-Te vengarás atreves de ella. Eso no es típico de ti.
-Cambie, y le demostrare lo que logró que me convirtiera. Y no quiero que me trate más así, como si no valiera nada, como si no fuera su hijo…
-Tu mismo lo has dicho el siempre ha sido así. Y por más que te duela nunca va a cambiar tu padre. Pero no crees que vengarte es demasiado. Mejor olvídala y sigue tu vida, trata de sacar a tu madre de ahí.
-Eso siempre lo intentare, pero quiero volver a verla también…
-Ten cuidado con eso, no te vayas a enamorar o algo así. Además tu padre puede…
-No me importa….
Tal vez estaba mal al vengarme de ella y de él. Pero al atacarlo a uno, el otro también salía perjudicado. Carlise Cullen iba a pagar por todo lo que nos ha hecho sufrir a mi madre y a mí…

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