domingo, 5 de agosto de 2012

Chapter 9


Los personajes no son míos son de SP yo solo los uso en mi alocada imaginación. Está prohibida su copia parcial o total de este fic. 


-¿Qué haces aquí?
-Bueno, yo soy el que ayudara a la propaganda de este restaurante- respondí un poco incomodo y tratando de ignorar los deseos que tenía de estrecharla entre mis brazos y besar sus labios que me pedían a gritos que los volviera a saborear.
-Oh! Bien, pues dime que necesitas para que puedas empezar- a ti quise decirle.
-Pues por el momento ver el lugar, que me digas el nombre del restaurante y si tienes una idea en mente de lo que sea me lo digas.
-De acuerdo; sígueme y ten cuidado de donde pisas.
Se encamino hacia la parte de atrás del lugar, cuando escucho mis risas burlonas se dio la vuelta para encararme -¿Qué te causa tanta gracia?- me preguntó algo molesta.
-Es que veo que veo que no has perdido el toque, pero la verdad es que no me interesa…
-Oye yo no te traje a la bodega para lo que estás pensando, te traje para que vieras algo de lo que tengo en mente para mi restaurante- vi dolor en sus hermosos ojos, se hizo a un lado abriendo la puerta y encendiendo la luz, me indico que entrara y vi varios bocetos y cuadros así como cajas empacadas.
Entre y vi los cuadros, todos eran de paisajes hermosos, ella me tendió unos bocetos mientras se iba detrás de un estante a tomar no sé que… pase los 3 bocetos que me dio una y otra vez; los dibujos eran bueno pero no sabía si serían los correctos…
-¿Qué vas a vender?-le pregunte una vez que regreso con una como carpeta en mano y otros como bocetos. -¿Puedo?-le pregunte señalando los otros bocetos.
-Oh no, estos no son para el restaurante, son para otra cosa. Y se va a dar comida italiana en mi restaurante, pero quiero que se asemeje un poco a la naturaleza, no se algo nuevo y diferente-asentí con la cabeza pensando en varias posibilidades.
-De acuerdo, dame 20 y te muestro algunas ideas que se me ocurren-ella asintió.
Mi teléfono sonó y al mirar la pantalla sonreí –nos vemos luego Isabela- salí de esa habitación y me aleje unos pasos. –Hola linda.
-Hola, llamaba para saber si vas a venir a comer.
-No creo Raquel, pero necesito que me hagas un favor, dile a Jasper que me debe una…
-¿De qué hablas?- pregunto confundida.
-Solo dile eso y después te cuento.
-De acuerdo nos vemos al rato. Te amo Edward.
-Yo también preciosa.
Me gire para ir de regreso a la bodega y preguntarle a Isabela donde podría trabajar, ella estaba a unos pasos de mi, mirando su restaurante aun en construcción con gran ilusión.
-Disculpa pero donde puedo trabajar?
-Ah claro, ven- camino delante de mi.
-Aquí tendrás tu espacio- me mostro un despacho, entre y me acomode en el escritorio, organice un poco lo que iba a ocupar, saque mi Tablet que siempre llevaba conmigo y mi cuaderno.
-Bien cerrare la puerta, si necesitas algo no dudes en pedirlo- y sin más cerró la puerta.
Hice unos cuantos trazos en mi cuaderno y Tablet donde me esforcé en mostrar más los colores que podríamos usar. La idea que se me ocurrió es que podría poner las mesas y demás de forma que pareciera que las mesas y sillas vienen desde el suelo, para eso debería poner como pasto sintético y adornos florares donde de algunos formen las lámparas. Pero su restaurante se me ocurre más para una velada romántica que para que este abierto todo el día.
Salí del pequeño despacho y busque a Isabela con la mirada, la vi a sentada en lo que sería la barra viendo unos papeles en una carpeta y mirando su teléfono. Me detuve a mirarla atentamente; si su cabello antes era largo, ahora lo estaba más, seguía de la misma estatura y seguía igual de delgada, parecía como si el tiempo no le hubiera hecho ningún cambio.
-¿Bella?-preguntó un sujeto como de unos 20 años.
-Hola Dimitri-contesto ella demasiado emocionada. -¿Cómo estas?
-Bien, aunque estaría mejor si me dijeras que si.
-Dimitri yo…
-Si lo sé, aun no sabes. Pero bueno yo en realidad vine a invitarte a comer o cenar, ¿qué te parece?
-No lo se, Alec…
-Oh pero no te preocupes si es a cenar hay un lugar donde puede ir él. Y si es a comer pues también porque no.
-Isabela…-no pude evitarlo, algo en mi tenía ganas de alejarla de ese sujeto.
Ella me miro y vi su en su rostro desilusión –lo lamento, ahora no tengo tiempo-el tal Dimitri me miro y yo solo pude sonreír. –Pero para la cena me encantaría ir, a las 8 pasas por mi?- mi sonrisa se fue a la mierda.
-Claro que si Bells, espero que Alec aguante-le sonrió y ella le devolvió la sonrisa y desee que esa sonrisa fuera dirigida hacia mi.
Se despidió de ella dándole un beso cerca de los labios, para este momento mis labios estaban apretados en una línea tensa. Me di media vuelta y fui a la oficina que me había otorgado Isabela. Estaba enfadado y celoso, celoso porque ella tenía a alguien que podía hacerla feliz y enfadado conmigo mismo por tener esos sentimientos y ganas de romperle la cara de niño bonito al imbécil ese. Y más porque no debería sentir nada de esto, porque tengo novia y planeo casarme con ella, tenía el anillo y demás aunque no le había pedido nada, planeaba hacerlo.
-¡Edward!-gritó Isabela, me gire a verla y tenía el seño fruncido –parece que te quedaste en otro planeta, llevo como cinco minutos hablándote-me respondió cuando vio que mi atención estaba puesta en ella.
-Si, algo así me paso-aparte mi mirada de ella, y trate de no voltear a verla no sabía de lo que era capaz si hacía eso. –Toma es más o menos la idea que se me ocurre, pero para eso siento que sería mejor si ofreciera cenas tu restaurante.
-¿Por qué?-preguntó, mirando los trazos que hice y a mi alternativamente.
-Bueno pon lo en tu mente así: un restaurante en una muy buena zona, de noche; con el letrero son luces de tono que te inspiren una buena velada, la comida italiana y el lugar que te haga sentir que estas a mitad de un campo- inconscientemente me fui acercando a ella hasta quedar frente a frente, su respiración se hizo irregular.
-Suena bien-dijo después de un momento y pestañeando a la vez que se iba alejando de mi. Sonreí al ver su reacción.
-Pero más o menos cuanto me costará todo lo necesario para eso
-Pues no se muy bien, preguntaré y mañana te traigo el presupuesto.
-Bien-sonrió mirando los bocetos. –me podrías mostrar en físico tu idea?
-Muéstrame donde planeas poner las mesas.
Pasamos una gran habitación y por las conexiones que vi, supuse que sería la cocina, llegamos a un gran espacio, donde unos momentos antes estaba sentada ella en la barra.
-Bueno, esta será la barra, y aquí quiero poner las mesas, en todo este espacio-me adelante unos pasos, aun estaban arreglando, había unos pilares y en si lo que estaban haciendo era pintar las paredes. Mire el techo el cual era transparente dejando ver el cielo, tenía unas como vigas de madera, lo que le daba un toque especial, me lo imagine de acuerdo a mi idea y en verdad me agradaba.
Le empecé a señalar un poco donde podría poner la decoración, en las esquinas pondría unos arboles y de ahí podrían salir unas ramas las cuales formarían las lámparas del lugar y de ahí también podrían salir unas ramas que formaran en las columnas unas enredaderas. Las mesas y las sillas darían la impresión de ser parte de la naturaleza y que el piso fuera de madera ayudaba bastante.
-Wow, eres realmente bueno en esto. Jasper me pidió que te diera algo aparte de tu pago por esto que sé que no estudiaste precisamente para decorador de interiores.
-Acaso me darás el honor de meterme en tu cama? Ese será mi pago?-pregunte irónico mirándola, su mirada pacífica se volvió llena de odio y un atisbo de dolor.
-Edward en verdad eres un imbécil. Lo que ocurrió en un pasado, ahí se quedó; cometí muchos errores de los cuales me arrepiento, pero tengo ya suficiente con lo que ocurrió en mi vida y que lleve eso en mi mente como que ahora tú vengas y me hagas recordar constantemente todo mi pasado. No necesito que alguien más me recuerde que por culpa de mi estupidez alguien inocente cobró toda la mierda que tenía que cobrar yo-sus manos se dirigieron a su vientre y sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Isabela yo…
-Edward… cállate-me miró y vi en su rostro lágrimas. Me tendió un folder el cual tome, y vi como ella se daba media vuelta y desaparecía rumbo a la bodega.
Me sentí mal, jure que no le provocaría más dolor y parece que no puedo hacerla cumplir, la seguí y cuando entre en la bodega la vi hincada viendo a la nada y llorando, se abrazaba así misma como si quisiera evitar que se rompiera.
Me acerque a ella y la abrace; ella se recargo en mi pecho y no dejo de repetir que era su culpa y eso me partía el corazón porque no solo era su culpa, yo misma me sentía culpable de la muerte de… de nuestro hijo.
-Perdóname Edward-dijo entre sollozos –perdóname por no saber defender a nuestro hijo, por favor perdóname.
-Isabela no es solo tu culpa, yo… yo debí de haber estado ahí. Pero no lo entiendo ¿por qué no me dijiste nada?
-Porque ni se quiera yo sabía de la existencia de ese pequeñín.
Ya se había calmado un poco pero seguía sollozando, su rostro quedó tan cerca del mío que no me pude resistir y corte la poca distancia que nos separaba y la bese, ella me respondió y poco a poco el beso se fue elevando de nivel.
Mis manos viajaron a su cintura y mis dedos comenzaron a jugar con el borde de su playera, ella enredo sus dedos en mi cabello y tiro de él, con lo que provocó que me prendiera más. Sentí como mi miembro comenzaba a despertar… y sentía que debía detener esto hasta que…
-Edward, ámame. Te necesito por favor haz me tuya-su respiración irregular y su tono de voz hicieron que la poca cordura que me quedaba se fuera a la mierda, y que dejara de pensar con la cabeza, y empezará a pensar con otra cabeza que tenía pero más abajo y que estaba más despierta que nunca.
Volvió a besarme y gustoso le respondí el beso, mis manos se metieron debajo de su playera y el sentir su piel sentí que estaba en el paraíso y con un hermoso ángel. Ella comenzó a desabotonar mi camisa y al terminar sus manos viajaron por mi pecho, yo tire de su playera dejando su sostén de encaje azul que se le veía estupendo, comencé a acariciar sus pechos por sobre su sujetador y busque a tientas el broche para quitárselo, cuando lo encontré me deshice de esa pequeña prenda que no me caía bien en esos momentos. La comencé a inclinar hasta dejarla acostada sobre el suelo, hice un camino de besos desde su boca, pasando por su mandíbula su cuello y llegando a mi paraíso sus pechos, los cuales bese, acaricie y mordí y seguí bajando por su plano abdomen guiado por sus gemidos, desabroche sus pantalones y se los quite al igual que su ropa interior. La seguí besando en sus pechos y sus caderas buscaban algo de fricción…
-Edward te… necesito… ya-no necesite mas, me aparte de ella y me quite mis pantalones junto con mi ropa interior, ella me miro de arriba abajo y se lamio los labios, mire sus ojos y los vi todavía llorosos, me incline y me acomode en su entrada; nos miramos a los ojos y viéndola me fui introduciendo en ella, estaba demasiado estrecha y húmeda y cuando la llene por completo me sentí en casa, y gimiendo los dos por la sensación comencé a moverme marcándole un ritmo el cual siguió.
-Te extrañe… y mucho- no le respondí porque no podía decir nada, fui aumentando el ritmo y sentí como sus paredes se iban apretando más entorno a mi; ella gemía y decía incoherencias entre ellas que la perdonara, y lo mucho que según esto me extraño.
Lanzó un pequeño grito cuando alcanzo el clímax y enterró sus pequeñas uñas en mi espalda, minutos después llegue yo. Me deje caer sobre ella y mientras nuestras respiraciones se calmaban, sentí como sus manos me acariciaban el cabello.
Una vez calmado, salí de ella y comencé a vestirme poco a poco la coherencia llegaba a mi mente, y un rostro apareció en mi cabeza a la vez que me iba vistiendo… Renata…
-Edward…
-No, no digas nada… esto no debió pasar… lo siento, pero creo que ambos estábamos en nuestros cinco minutos de depresión. Mira yo tengo una relación y no planeo terminarla por…
-¿Por alguien como yo? Vamos Edward dilo, no terminarías una relación por mi, es más no andarías jamás conmigo porque no valgo la pena, no?- comenzó a vestirse.
-No yo no me refería a eso…
-Claro, entonces a que te referías? Sabes que… olvídalo. Ya sabes donde queda la puerta-vi que se iba a ir, y no podía dejar las cosas como estaban.
La tome del brazo y la gire para que me viera –no quiero que esto acabe así…
-Edward algo no puede terminar si nunca tuvo un principio. Y déjame decirte que nunca existió un nosotros- y sin mas se zafó de mi agarre y se fue.
¿Por qué tuve que volver a encontrarla? ¿Por qué?

Díganme que les pareció el rencuentro, parece que Edward vive confundido por todo, o ustedes que opinan. Que piensan de Renata.

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